5/1/15

Esperando regalos del dueño de la fantasía. Pastoreando la luna con tubos de cartón y aerosol de nieve.





Traffic: Dear Mr. Fantasy

No toda la ropa es de entretiempo ni tiene condición de uso, o se va a una cosa o a otra que, entre medias, siempre están los centros para realizar los cambios.

Mientras ellos ilusionados, con sus zapatillas de marca y sus calcetines tobilleros, danzaban sus nocturnos juegos alrededor de la luces que de sus móviles provenían. Y hablaban del miedo, temor a los coches que se acercaban o a asuntos de comisarías si los polis los pillaban entre escombros.
Siempre la misma historia, siempre el mismo tópico que se ciñe a las pocas palabras que empleaban aún sabiendo que el mayor y único peligro es al accidente. El juego se les hacía misterioso, de noche más divertido, pero la posibilidad de oír la voz adulta que los descubriese les daba mayor aliciente.
Jugar a descubrir, con los amigos, que lo que antes era propiedad privada hoy carece de valor y su escombro desmenuzado permite ver sólo la importancia del suelo.

Pastores de juegos modernos, eso piensan ellos, que esperan esta noche de sus sueños y aún sabiendo el porqué ansiosos dejan pasar las horas que, mañana, les permita sentir el calor del hogar que los cuida.
La historia infantil del juego repite la misma condena. Pasar con el menor ruido el rito para ser adulto. d:D´

Qué frío hacía.


Y sus templos otrora importantes, de cuidado, cementados y repletos polvos 
de calizas que contenidas en depósitos adyacentes termina por agotarse 
de la falta de consumo y su gran valor se desmorona como el vandalismo
que recicla cualquier cosa que esté a su alcance.
Es el abandono. Antes sacra oficina, de trabajo despacho
Hoy desaparece sin importancia.