Jetro Tull: Cold Wind To Valhalla
Un pañuelo blanco de algodón egipcio y una boina negra de paño español. Así cubrían sus cabezas Eu y Deícar.
Desde Porto, atravesaron ríos y arroyos, puentes de piedra y madera, bosques de acebos y robles, praderas con gencianas y violetas, granitos, pizarras y turbas. En altura, pastaban enormes vacas canelas o blancas acompañadas de algún buey. Más arriba, un buitre se buscaba la vida.
Eu y Deícar avanzaban, contemplaban y fotografiaban. No sé lo que pensaban, pero creo que la Naturaleza los invadía de tal manera que no cabría más pensamiento que el sentimiento que producía el camino.
Subían picos, pasaban collados y descendían a los valles. Y en la cima de Peña Trevinca, deciden continuar por un impresionante camino colgado sobre una larga y estrechísima cresta, una fina y ondulada diadema con engarces de esquistos y cuarcitas.
A ambos lados del camino, con caídas pronunciadas, aparecía un glaciarismo de libro, real e incomparable. Resplandecían los neveros con el sol de media tarde. A lo lejos, el monte Maluro los esperaba, los animaba. Desde el Maluro, una pista, a modo de un collar de varias vueltas, recorría las laderas hasta Vilanova. Y ya en Vilanova, en el albergue O Trisquel, Eu y Deícar cenaron acompañados de viejos montañeros. Alrededor de la mesa, hablaron de ciencia y creencia, de técnica y arte, comieron, bebieron y rieron. Mañana, otro día diferente empezaría para todos ellos.Euphorbia
A ambos lados del camino, con caídas pronunciadas, aparecía un glaciarismo de libro, real e incomparable. Resplandecían los neveros con el sol de media tarde. A lo lejos, el monte Maluro los esperaba, los animaba. Desde el Maluro, una pista, a modo de un collar de varias vueltas, recorría las laderas hasta Vilanova. Y ya en Vilanova, en el albergue O Trisquel, Eu y Deícar cenaron acompañados de viejos montañeros. Alrededor de la mesa, hablaron de ciencia y creencia, de técnica y arte, comieron, bebieron y rieron. Mañana, otro día diferente empezaría para todos ellos.Euphorbia
Un pano branco de cotón egipcio e unha pucha preta de pano hispano. Así tapaban as súas cacholas Eu e Deícar.
Dende Porto, atravesaron enxurros e ríos, pontes de pedra e madeira, touzas de xardóns ou acivros e carballos, cerquinhos e rubras, lameiros con xanzás e violas, grandioritas, lastras, turbas e máis turbas. Na outura, pacían inxentes vacas canelas ou brancas na compana dalgún boi. Máis enriba, un abutre precurabase a vida.
Eu e Deícar avanzaban, contempraban e fotografaban. Tal que sei eu, qu´asi qu´andando, inda penso ca Natureza invadíaos de tal xeito que non cabía máis pensamento co sentimento que redituaba o caminho.
Sobían picoutos, atravesaban planaltos e debalaban aos vales. E no cume da Pena Trevinca, resolven proseguer por un impresionante carroucho *pendurado encol dunha longa e estreitisma crista, un fío e flexuoso diadema con engastallos de esquistos, anfíbols e cuarcitas. Ámbalas marxes do carroucho, con declives pronunciados, aparcía un glaciarismo de libro, real e incomparábel. Rutilaban os neveiros co sol da mediada tarde. De lonxe, o monte Maluro agardábaos, afoutábaos. Dende o Maluro, unha pista, a modo dun colar revirado, percorría as ladeiras ata Vilanova. E xa nela, no albergue O Trisquel, Eu e Deícar cearon acompanhados de vellos montanheiros. Ao redor da mesa, falaron de cencea e crenza, de técnica e arte, comeran, beberan e riran. Mañá, outro día desomellante empezaba pra tódolos.d:D´
Mesa para opípara cena de grandes viejos amigos y Montañeiros; donde alguna/os saben que cuentan con lejanas expediciones. |
*Porto es un ayuntamiento de Zamora
*Vilanova de Trevinca es una aldea Galaica